relación entre el estrés y la enfermedad

¿No ocurre, muchas veces, que cuando pasamos por un período de estrés solemos enfermarnos con mayor facilidad? Muchos andan con colon irritable, a otros se les reactiva el herpes labial (o zóster, en el peor de los casos), aumenta la tasa de resfríos, se duerme menos, y cosas por el estilo. Esto ocurre por causa de un eje, el eje neuro-inmune-endocrino, que da cuenta de la conexión estrecha entre estos 3 sistemas, y de la comunicación existente entre ellos.

¿Cómo puede ser esto posible?

La comunicación que existe entre estos sistemas está dada por los mismos elementos primordiales en ellos, vale decir, neurotransmisores, citoquinas y hormonas, respectivamente. El estrés se causa por un desbalance existente entre estos elementos, lo que causa la susceptibilidad a las enfermedades.

¿Cómo funciona?

El eje neuro-inmune-endocrino está involucrado, entre otras cosas, en la regulación del sistema inmune. Imagínense si cada respuesta frente a un patógeno se prolongara hasta el fin de los tiempos… no habría ser vivo que resista tal cantidad de citoquinas (un ejemplo claro son las alergias, también causadas por desbalances de citoquinas). Para controlar la respuesta a los patógenos, el sistema nervioso, a través del nervio vago, sensa la cantidad de respuesta existente en un momento determinado. Si hay mucha respuesta, siendo ya eliminado el patógeno, la activación del nervio vago lleva a la liberación de acetilcolina, neurotransmisor principal de las vías neurovegetativas, pero también potente inhibidor de citoquinas proinflamatorias como Factor de necrosis tumoral alfa (TNFa), interleuquina-1 (IL-1), y además hay inducción de citoquinas inhibitorias como IL-10 y factor de crecimiento transformante beta (TGFb), lo que permite inhibir la respuesta inmune, que a esta altura ya eliminó el patógeno.

El nervio vago ejerce una acción a corto plazo. La acción a largo plazo la da el sistema endocrino. Las señales generadas en el SNC por acción del vago también van hacia el hipotálamo, el que por medio de la hipófisis estimula la secreción de ACTH, hormona adrenocorticotrópica, la que estimula la secreción de cortisol (glucocorticoides), que es un potente antiinflamatorio (en clínica se utilizan los glucocorticoides como antiinflamatorios de amplio espectro, como la prednisona), inhibiendo la respuesta a nivel sistémico. Así se da cuenta de una respuesta inmune controlada, y que no provoque daño al individuo.

Relación con el estrés

El estrés se produce como respuesta a una situación amenazante para el sujeto. La respuesta de él ante esta amenaza es la activación del sistema nervioso autónomo, rama simpática, que tiene como fin la secreción de noradrenalina y adrenalina. Estos neurotransmisores provocan los síntomas sistémicos del estrés: dolor de estómago, taquicardias, boca seca, etc. Además de la noradrenalina del simpático, se libera más desde la médula suprarrenal, que se activa por acción del simpático, manteniendo este estado permanente.

Relación con la enfermedad

No sólo se genera adrenalina y noradrenalina. También hay génesis de otra hormona, cuya secreción se estimula con la activación simpática (estrés), y cuya función primordial es mantener al individuo en estado de alerta; pero da la casualidad que esta hormona también es causante de inmunosupresión: nos referimos al cortisol. El cortisol, entre otras cosas, provoca aumento de la glicemia, mantiene contractilidad del corazón, modula ciclo sueño-vigilia, etc., pero también es un potente inhibidor de las citoquinas proinflamatorias y de prostaglandinas, lo que deja al sujeto con “las defensas bajas” y más propenso a enfermedades. También se explican las gastritis porque las prostaglandinas protegen la mucosa estomacal, si éstas disminuyen el daño producido por el ácido clorhídrico será mayor, dañándola. Se produce insomnio porque el cortisol modula el ciclo sueño-vigilia, disminuye a la hora de dormir y aumenta paulatinamente hasta que uno se despierta, si se mantiene alto por el estrés no disminuirá el cortisol, y por tanto no dará sueño.
Por esta razón de nuestra fisiología, el estrés deja más propenso a enfermedades, provocando sus desagradables consecuencias.